Port y Oliver Peoples se encuentran con el artista y diseñador, Luke Edward Hall, para conversar sobre diseño de interiores, las influencias históricas y la magia de Italia.
Los diseños de Luke Edward Hall tienen los rasgos característicos de los retratos de la era clásica, en los que se intuyen exuberantes peinados, marcadas mandíbulas y perfiles griegos que ha plasmado simplemente con unos cuantos trazos. Poseen una intención, al igual que el artista pero diferente de la suya; ya sea con actitud calmada bebiendo unos martinis en el bar o mirando al horizonte que se extiende en el océano, sus miradas comunican una impasible melancolía que, más que tristeza, evoca un lánguido anhelo. Impregnados de una añoranza anónima, se caracterizan por una belleza idealizada que, en primer lugar, ha desmontado para luego, darle vida propia a través de colores y decoraciones florales.
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Con solo 30 años, Hall ha creado su propia marca a través de la mezcla entre frivolidad y sofisticación. Tiñe su estilo con referencias, sobre todo, a la época grecorromana y usa la imaginería clásica como elemento clave en modo general y refinado. Las raíces de su estilo se basan en la mitología pero, tal y como el título de su nuevo libro sugiere, Greco Deco, aporta una interpretación más moderna en la que la tradición grecorromana se transforma en una serie de diseños estilizados. Como diseños o estampados, Hall los trata con una perspectiva moderna e inesperada. «Opino que el diseño de interiores puede llegar a ser muy serio y aburrido, por lo que trato de inyectarle sorpresa. No busco la extravagancia, es más, pongo mucho cuidado con ello». La sencillez creativa de los diseños de Hall se inspira en Jean Cocteau, y los personajes de algunas de sus escenas más particulares están imbuidos de las mismas ambigüedades emocionales que caracterizan los trabajos de Patrick Procktor y John Craxton. Otros, languidecen con una sensualidad que se acerca más al estilo de Duncan Grant. Hall, ya de por sí, se atavía con pantalones de color rosa pastel, jerséis particulares y gafas de marca, por lo que la colaboración con Oliver Peoples ha resultado ser un encuentro más que orgánico.
Luke complementa su ecléctico estilo con unas Coleridge en peltre envejecido.
A pesar de su basta formación sobre las épocas pasadas, sus bocetos tienen una humilde inmediatez improvisada que desarrolló mientras se formaba como diseñador de moda masculina en el Central Saint Martins. Fue allí donde su sentido de la estética, todavía en flor, tomó forma a través del boceto, el cual es la base de muchas de sus colaboraciones con marcas de alta categoría y por las que se ha dado a conocer. Entre ellas destacan sandalias para Stubbs and Wootton, cojines para The Rug Company, material de oficina para RA, vajillas para Richard Ginori, piezas de cerámica para Liberty y líneas de muebles para Habitat. En un estudio lleno de revistas y moodboards, siempre está Hall con papel y lápiz en mano creando bocetos. «Para la mayor parte de mis creaciones, ya sea un diseño de interiores, arte o cerámica, empiezo con un boceto. Siempre es mi guía». Su época de estudiante ya presagiaba en lo que Hall se convertiría a día de hoy; de hecho, salió de su ciudad natal Basingstoke y se mudó a Londres para estudiar diseño gráfico. Siempre fue un niño artista que empleaba su tiempo libre dibujando, y ahora, volviendo la vista atrás se da cuenta de que hay cosas que no han cambiado para él. «Me dedicaba a hacer collages cortando y pegando, y aún hoy, muchos de mis trabajos son así. Sigo un patrón de bricolaje». Cuando terminó el primer año de la carrera, optó por cambiar a Comunicación de Moda, una elección quizás vaticinada cuando creó un fanzine sobre moda y arte cuando tenía 16 años. Decidió especializarse en la moda masculina, lo cual combinaba con su actividad de búsqueda y reventa en línea de antigüedades en los últimos años de la carrera. Dicha actividad empresarial la supervisaba junto con el también diseñador Duncan Campbell, amigo y pareja sentimental; para ambos era más bien un pasatiempo que un trabajo. «Desde siempre me gusta emprender más de una actividad simultáneamente. En ese caso, no nos iba a sacar de pobres pero nos lo pasábamos a lo grande».
Luke Edward Hall
Lo que me fascina del diseño de interiores es ver cómo las personas expresan lo que son a través de su hábitat.
Inmediatamente después de graduarse en 2012, realizó unas prácticas en una empresa de ropa; es ahí que empezó a desencantarse con el mundo de la moda y, al mismo tiempo, comenzó a descubrir el mundo de la arquitectura y el diseño de interiores por medio de un profesional que lo encontró a través de su página web. En los dos años siguientes Hall aprendió cómo llevar una empresa y amplió sus conocimientos en la materia. Hoy, Hall reconoce como sus referencias inspiradoras a artistas como David Hicks, Madeleine Castaing, John Fowler y Dorothy Drapers cuando diseña interiores. Simultáneamente, comenzó a trabajar en la cerámica y continuó su actividad de venta en línea de antigüedades, las cuales, ya entonces, empezó a decorar con sus propios diseños. En cuanto comenzó a recibir encargos de forma más constante, fundó su propia empresa, tal y como había deseado hacer desde el principio.
La intención constante de Hall es evocar un espacio y un tiempo en sus diseños, aquel que hable de sus experiencias pero que se contraponga con los recuerdos de un aura sobrenatural. «Me gusta la idea de ser transportado a lugares mágicos. Italia ha sido de gran inspiración para mí... la gente, la comida, la cultura y su historia». Más que emociones, Hall transmite una cultura. Para ello se remonta a sus héroes: desde Cocteau a Bloomsbury Group. Pero, por encima de todos, está el escritor y diseñador Cecil Beaton. El entorno artístico londinense en el que vivió Beaton durante el periodo de entreguerras fue el mismo para Stephan Tennant, perteneciente a la alta sociedad, así como para el diseñador Oliver Messel. Todo ello establece una visión romántica de la vida en la que trabajo y relajación dejan de ser dos cosas separadas. «Estas personas trabajaban en campos talmente diferentes que, cuando me siento estresado por hacer tantas cosas a la vez, me sirven de inspiración».
Luke reposa en su apartamento lleno de diseños coloridos, en North London (Londres).
Encima de las superficies se dispersan variados tipos de herramientas para diseñar.
Al igual que podría haberlo hecho Beaton si hubiese vivido en el siglo XXI, la presencia de Hall en Instagram nos proporciona algunas pistas de su arte. Con 85.000 seguidores en el momento en que se escribe este artículo, su habilidad para personalizar y dedicar su vida a su arte ha alterado positivamente una plataforma llena de contenido inspirador. Hall no solo comparte sus proyectos, sino también deja ver los interiores de su apartamento, fotos de sus viajes o incluso comparte momentos románticos con Campbell. «Me gustan los perfiles de Instagram que son en cierto modo descuidados, que no son perfectos. Me parecen mucho más realistas así». Aun así, recalca que el contenido que publica lo edita previamente: «Comparto el interior de mi casa porque mi trabajo es diseñar interiores, pero no escribiría un blog semanal sobre cómo me siento. Tampoco publicaría fotos en Instagram de un domingo por la mañana, en la cama y con resaca. No me gusta mostrarlo todo. Creo que Instagram es una gran herramienta pero no representa todo lo que yo soy».
En su apartamento de Londres, donde vive con Campbell, atrae a sus seguidores gracias a sus diseños coloridos y a su caos artístico. Es una característica de Hall. «Lo que me fascina del diseño de interiores es ver cómo las personas expresan lo que son a través de su hábitat». Entonces, ¿qué nos dice el interior de su apartamento sobre él? «La gente me suele preguntar qué salvarías de un incendio; yo no me siento muy apegado a los muebles, pero sí a las pequeñas cosas que tienen una historia, como una estatuilla que encontré en Roma cuando fui por primera vez a los 18 años. Es la conexión que tengo con ciertos objetos por la gente que he conocido, por las cosas que he hecho, por los lugares que he visitado...». Los objetos que Hall recoge tienen un encanto discreto, y siempre hay algo de rústico en su preferencia por las piezas de cerámica pequeñas con forma de verdura, o los extraños libros de arte. Sin embargo, lo que más le inspira son los colores: «Siento que me transportan. Nuestra entrada la hemos pintado en color amarillo huevo y cada vez que entro en casa siento que me lleva a un lugar muy feliz».
Luke lleva nuestras gafas de sol Coleridge Sun, disponibles solo en nuestra web, en oro con esmaltado en color pardo en las patillas, así como lentes polarizadas en color marrón.
El criterio de Hall en la elección de los colores es vivaz y experimental, aunque admite haber cometido un error en el pasado que fue pintar el salón de rosa barbie intenso. «Me daba dolor de cabeza cada vez que entraba en la salón, era como estar dentro de un rotulador». Así, decidió cambiarlo por una tonalidad más suave: «A veces hacemos elecciones equivocadas, pero siempre se puede volver a pintar. ¡No es el fin del mundo!». El estilo de Hall consiste en dejar el resultado inacabado, un enfoque que desafía lo convencional en el mundo del diseño de interiores. Todos los proyectos tienen un acabado abierto. El último reto de Hall ha sido adquirir una casa de campo en la frontera entre los condados Gloucestershire y Oxfordshire para empezar desde cero. «Cuando mezclas colores y muebles de diferentes periodos históricos es peliagudo hacerlo en poco tiempo porque, normalmente, se necesita tiempo para reflexionar sobre ello, realizar diferentes combinaciones y probarlas». Por el momento, el plan de pintar la habitación de invitados en marrón lo ha parado por temor a posibles quejas. A su vez, Hall lleva hace adelante otro reto profesional que se trata del proyecto de renovación de todo un hotel en el distrito nº 10 de París, listo para abrir la próxima primavera.
Además de diseñar el interior, también se está haciendo cargo del diseño de la empresa, los uniformes y el material de oficina; un proyecto que satisface su idea de construir todo un mundo de arriba a abajo pero, que al mismo tiempo, está metiendo a prueba su capacidad de atención en los detalles. «Dedico mucho tiempo a la elección de los tejidos y el diseño de luces. Es un reto tener que crear un ambiente a través de los muebles, la decoración de las paredes y los objetos». Con el fin de concentrarse en este proyecto y en publicitar su nuevo libro, Hall está reduciendo el número de proyectos en estos momentos, ya que también escribe una columna semanal en la revista Financial Times, para la sección House&Home. Cuando le preguntamos si se considera un empresario, admite que le encanta realizar proyectos y añade: «Cuando era más joven me preocupaba mucho la visión que los demás tenían de mí, pero ahora, ya no me importa. Me limito a hacer lo que me gusta y disfruto haciéndolo». Más que nunca, Hall está abierto a nuevas oportunidades pero planea su futuro vagamente: «He recorrido un camino serpenteante para llegar hasta aquí y seguiré recorriendo así mi camino».
Luke Edward Hall
Me gusta la idea de ser transportado a lugares mágicos. Italia ha sido de gran inspiración para mí... La gente, la comida, la cultura y su historia.
Créditos:
Producido en colaboración con Port Magazine
Fotos: Issac Marley Morgan
Estilismo: Rose Forde
Vídeo: Black Sheep Studios